UN LUGAR PARA GUSTI Edit


TEXTO: Inma Muñoz.

ILUSTRACIONES: Élia Meraki.

EDITORIAL: Ochoenpunto editorial.


LA TRAMA

Hay casas que como las personas echan raíces, se arraigan firmes al terreno para ser testigos del paso del tiempo y de todo lo que les rodea.

Hay casas como Gusti que cuando se cansa de un lugar, suelta sus anclajes en forma de tornillos y comienza un nuevo viaje junto a su amiga Lena.

Su historia comienza en la ciudad de Nueva York. A Gusti le encantaba observar los cerezos que crecían junto a su parcela, pero comenzaron a construir enormes edificios que impedían ver aquellos coloridos árboles en flor y una mañana Lena y Gusti emprendieron un largo viaje.

Descubrieron muchos lugares nuevos alrededor del mundo, pero Gusti no conseguía encontrar uno donde realmente sentirse en casa, hasta que un día llegaron a un bosque...


Antes de hablar sobre “Un lugar para Gusti” tengo que hablar de Inma Muñoz: Escritora, narradora, aparejadora y ante todo soñadora.

Desde bien pequeñita jugaba a construir casas y ahora les da forma en la vida real. Esa pasión por su profesión y su talento para escribir historias la han llevado a dar vida a Gusti, una casita prefabricada que viaja por el mundo buscando su lugar. En esta historia Inma no solo aporta imaginación sino unos conocimientos sobre arquitectura que nos dejan con buen sabor de boca y ganas de saber más. Aunque si me habla de adarajas, conos de Abrams o de la humedad de equilibrio higroscópico ya ahí sí que no me entero de nada... vale, lo he mirado en el diccionario y ahora Inma me dirá que no usa esa jerga...

Esta constructora de historias viaja de librería en librería, bibliotecas y colegios dando voz a sus creaciones: La increíble historia del puntito Chimpún que podéis ver el video cuento aquí, El sol de Elma (aquí) y ahora con su última compañera de viaje, la casita Gusti.


Un nombre que llama mucho la atención ¿verdad? Inma nos cuenta su origen y cómo decidió escribir esta historia:

CÓMO SURGIÓ "UN LUGAR PARA GUSTI"

En palabras de su autora Inma Muñoz: 

Gusti surgió de una pequeña historia que le cuenta mi marido a Teo para que no tema a la noche. Le cuenta que las casas, cuando anochece, tienen patas y se mueven, sin que nadie las vea, así no puede venir ningún ladrón. Una pequeña historia que me sirvió de chispa para mi nuevo libro, en el que junto los cuentos con mi profesión de aparejadora, y tengo en Gusti, una casa, a su protagonista.


Si recorremos esta historia por su superficie somos testigos de las aventuras de una casa que viaja por el mundo buscando su lugar junto con la niña que habita en ella. Pero si vamos más allá, llegaremos a preguntarnos por nuestras raíces. Si somos viajeros por naturaleza, poco arraigados a lugares que aunque nos sintamos bien en ellos necesitamos algo más, un cambio. 

Reconozco que yo siempre he sido de echar raíces, de quedarme donde estoy, feliz en mi casa y con mi gente, hasta que tuvimos que viajar como nuestras protagonistas. Un giro quizá no tan radical porque al menos no hemos salido del país pero un gran cambio al fin y al cabo. 

A pesar de tener sentimientos encontrados, evidentemente la tierra tira mucho, vamos afianzando nuestros anclajes pero no del todo, con el ¿y si....? en la mente y en el corazón, soñando que quizá algún día tengamos que partir de nuevo de vuelta o hacia otro lugar al que llamemos casa.

Entiendo a Gusti perfectamente, no para de viajar sin terminar de sentirse cómoda y feliz en cada lugar que visita. Cada vez más deteriorada por todos los viajes, no cesa en su empeño de buscar un hogar junto a Lena. Inma nos hace mirar hacia nosotros mismos haciéndonos partícipes de la aventura que viven las protagonistas en busca de su felicidad, asentando raíces o viajando continuamente recogiendo lo mejor de cada lugar para después preguntarnos: ¿Soy realmente de echar raíces sin moverme de lo que puedo llamar "hogar"? ¿O ese hogar está en cualquier lugar, allá donde sea feliz junto a mi familia? (habiendo vías diversas de comunicación con los nuestros se hace más fácil).


Me paro un momento a admirar las ilustraciones de Élia Meraki, con quien Inma repite después de "El sol de Elma" que se publicó allá por el 2017.
Estamos ante un trabajo totalmente distinto, Élia nos presenta una variada paleta de colores en contraste con fondos blancos. La colorida portada nos llama la atención mostrando una ciudad con diversos tipos de casas y rascacielos, todos ellos en tonos morados, rosas, azules, turquesas y anaranjados. Esta va a ser la línea y estilo principal de las ilustraciones que nos esperan en su interior, paisajes tan dispares como Groenlandia, una verde selva en Cuba, o hasta los mismísimos bosques de Oceanía. Un mapa mundi nos indica la ruta que siguen nuestras protagonistas y con el que los niños podrán descubrir y aprender los distintos continentes y sus características.


De la mano de Élia, Inma nos cuenta cómo pueden ser las casas en diferentes lugares del mundo: Iglús, casas flotantes, tiendas de campaña, casas revestidas con cal blanca o incluso con grandes cristaleras a través de las cuales se ve todo... pero TODO TODO...
Todas ellas representadas con trazos y colores diferentes, sin dejar el estilo policromático que tanto me gusta de este álbum. 


Por sorpresa y como última opción debido al deterioro de Gusti, llegan a un valle cubierto de cerezos en flor, aquellos que tanto adoraba la casita. Pequeñas casas de colores ocupan el manto verde de los prados y Gusti y Lena sienten que van a ser felices allí. Pero este no es un final cerrado, la autora nos pregunta si este sería el último viaje, respondiendo con un: Quizás sí o quizás no.

Cuando estás lejos de tu tierra, puede que acabes llamando hogar a aquel sitio que te hace feliz, en el que te sientes cómodo y a gusto, y con el tiempo todo se verá diferente y sabrás si quieres moverte o no. 

¿Quién sabe?  
Quizás sí o quizás no.





Compra el cuento "UN LUGAR PARA GUSTI" en tu librería habitual o en la web de la editorial.

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