LA BONDAD, LA BELLEZA Y EL VERSO Edit


TEXTO: Ana Isabel García Capapey.

ILUSTRACIONES: María Velat Angelat.

EDITORIAL: Ediciones La Alondra.


LA TRAMA


¿Qué pasaría si desterráramos de nuestro vocabulario una sola letra?

Perderíamos muchísimas palabras maravillosas y no podríamos expresar pensamientos ni sentimientos tan necesarios para la comunicación.

Esta es la historia de una niña que un día sin saber por qué, se enfadó con la letra Uve. Palabras como ENVIDIA, VICIO, VANIDAD, VAMPIRO, VACUNA, VISCOSO... creaban en ella tal rechazo al contrario de la letra Be (BUENA, BIENHECHORA,BIENESTAR, BELLEZA), que decidió eliminarla de su vocabulario.

Las letras Uve y Be habían crecido juntas y desde niñas habían sido inseparables, así que Be se sentía muy triste e incompleta. Por mucho que tratase de convencer a la niña para darle una oportunidad a su gran amiga Uve para conocerla mejor y ver su verdadero valor, no hubo manera.

La niña creció olvidándose de esa incómoda letra Uve, aceptando valores que solo se escribían con la gran Be. Creció y creció descubriendo cosas maravillosas como el mar y la luna, lugares a los que sus alas la llevaban para contemplarlo todo con mayor perspectiva.

Un día decidió escribir sobre todo aquello que había visto y le había enamorado. Pero al faltarle la letra Uve no podía contar como el VIENTO la acariciaba al surcar el mar, ni podía hablar sobre la SUAVIDAD de las olas. Su VOZ no existía al no poder nombrarla y tampoco podía escribir VERSOS con su alma de poeta.

Se dio cuenta del gran error que había cometido años atrás, la Uve era tan importante como cualquier otra letra, en ella había valores tan importantes y palabras tan bellas que sin ellas se sentía vacía. Decidió entonces pedir perdón y así se sintió completa.



Anabel García Capapey es docente en la Formación en Terapia Gestalt, licenciada en Derecho y  miembro docente en la Formación en Cuentoterapia, en España e Iberoamérica.
Utiliza los cuentos como herramienta principal de trabajo y realiza talleres para niños, padres, profesores, personal sanitario, personas mayores de 60 años y empresas privadas.

Es por eso que cuando se lanzó al mundo del álbum ilustrado, su primera publicación fue "La ventana mágica", un álbum que habla del miedo al cambio, en concreto a esos duros inicios de cambio de curso en el colegio y que a muchos niños les cuesta interiorizar. Podéis leer aquí la reseña y ver el videocuento completo.

En cuanto a “La Bondad, la belleza y el verso” dejaré que ella nos explique cómo surgió porque es una historia especial que vino a ella de una manera muy curiosa:

CÓMO SURGIÓ "LA BONDAD, LA BELLEZA Y EL VERSO"

En palabras de la autora Anabel García Capapey:

Acababa de comenzar a impartir talleres de Cuentoterapia y solía trabajar con otra compañera. En un taller que hicimos en un pueblo conocimos a una mujer que leyó un precioso poema escrito por ella, que hablaba sobre alas crecidas con el paso del tiempo. Cuando terminó el taller, le pedí que me lo dejase volver a leer y nos propuso ir con ella a su casa y regalarnos un ejemplar de su libro. 

En su casa, nos fue mostrando diversas partes del libro y me llamó la atención una de ellas en los que hablaba de los “balores” con “b”. Decía que no le gustaban los valores que contenían la letra “v” porque estos eran el vicio, la envidia, la vanidad… En el salón de su casa había una fotografía de su hija. Una chica preciosa y de la que estaba muy orgullosa. Se llamaba Victoria.

Durante toda la noche no pude parar de pensar en esa Uve rechazada y de preguntarme qué nos perderíamos si rechazáramos todo aquello que no nos gusta, tanto de nosotros mismos como de los demás. Dormí muy inquieta. Durante toda la noche venían a mi cabeza palabras  que contenían la letra Uve. La sentía como algo negado y sin embargo, necesario y valioso. Como aquello que no queremos ver sobre nosotros mismos y que es precisamente lo que nos hace ser quien somos…
A la mañana siguiente no tuve elección. Durante la noche había ido escribiendo todas esas palabras que contenían la letra Uve y cuando me levanté, no me quedó otro remedio que sentarme ante el ordenador y escribir este cuento.

Hacía muchos años que no escribía, pero las palabras salían de mí a toda velocidad. No tenía pensado qué iba a escribir. El cuento fluía solo y yo lo dejaba crecer. Después me dio miedo enviárselo. No la conocía de nada y no sabía cómo se lo iba a tomar. Al final me decidí y se lo mandé  por correo diciéndole: “con todo mi cariño, porque una escritora no puede estar enfadada con una letra” y así no la comprometía si el mensaje emocional no le llegaba. Me contestó inmediatamente y me dijo que se lo había leído a su hija por teléfono y que las dos se habían emocionado.

Desde entonces somos grandes amigas. Ha venido conmigo a varias presentaciones de libros y hemos contado esta historia. Dice que desde aquel día lleva a su niña de la mano.Y yo sé, y su mirada lo demuestra, que esas alas crecidas del paso de los tiempos, le han enseñado a acoger con tanto amor a sus sombras, que las ha convertido en luz.



Esta no es solo una historia sobre la importancia de las letras y las palabras. Es una historia que habla de la aceptación personal, con nuestras luces y sombras, ese engranaje que forman las diferencias que nos hacen completos.

Como le ocurre a nuestra protagonista, la negación de todo lo supuestamente malo en nuestras vidas hace que se pierda muchísimas cosas y como consecuencia no poder expresar sentimientos tan necesarios para ella. Como simbología para representar ese rechazo de una parte de nuestro ser,  Anabel utiliza solo dos letras, sencillas en la forma pero complejas y bellas en el contenido. Una no puede vivir sin la otra, entre las dos demuestran a la niña-mujer lo necesario que es aceptar lo positivo y negativo, porque incluso aquello que rechazamos puede llenar una gran parte de los huecos que nos hacen falta, esas piezas tan necesarias para que el engranaje funcione y de sentido a nuestras vidas.


Las ilustraciones de María Velat Angelat están llenas de simbolismo, mezclando trazos de colores en fondos y objetos y tonos grises que predominan en la representación de esa niña que se hace mujer, la vemos crecer desde su infancia hasta que es madre dando paso a una madurez y aceptación de sí misma. Ilustraciones atractivas por esos contrastes entre grises y colores, trazos que representan la búsqueda de la belleza y la felicidad pero que se rompe al encontrarse con un vacío, uno que impide a esa niña-mujer expresar sus sentimientos cuando se da cuenta del error que cometió al rechazar parte de sí misma.


Hay cosas que llegamos a aceptar no hoy, ni mañana, sino que es necesario el paso del tiempo para vivir, experimentar, caer y levantarnos para aceptarnos como somos, seres complejos llenos de luces y sombras, de Bes y Uves que nos hacen ser humanos.





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