UN DÍA TUVE UN SUEÑO Edit


TEXTO: Ana Meilán.

ILUSTRACIONES: Paco Ortega.

AUTOPUBLICACIÓN.


Un día tuve un sueño. Formar parte de algo muy grande. Lo más difícil y hermoso que he llegado a hacer en la vida: Ser madre.

Llega un momento en que en tu corazón se despierta algo. Un instinto que quizá siempre estuvo latente pero que de repente salta y te dice: ¿Por qué no tener un hijo con esa persona con la que compartes tu vida?

Es una decisión cargada de ilusión y miedo a la vez. Sabes que las dudas se multiplicarán, que tendrás que luchar contra la incertidumbre, muchas opiniones que nunca pedirás, pero sobre todo sabes que te convertirás en alguien fuerte, ¡Fortísima! para proteger a tu cachorro frente a todo lo que venga.

“Un día tuve un sueño” es el álbum más personal y difícil que ha escrito Ana Meilán. Algo totalmente diferente de lo que ha hecho hasta ahora, nacido del dolor por aquella estrella que creció en su vientre hasta que decidió marchar sin poder conocer su sonrisa, y de la emoción por el nuevo arcoíris que ha teñido de color los días de toda la familia.

©Paco Ortega

Así empieza este álbum. En su guarda delantera se dibuja una ligera línea rosa, una línea sin señal de vida. Un recuerdo doloroso acompañado por unas emocionantes dedicatorias que nos indican que estamos ante algo especial.... y de repente...
En esa fina línea aparece un pico, una señal, UN LATIDO.

“Un día tuve un sueño... y llegaste en silencio, como una leve línea rosa, tenue, ligera, sutil, casi sin que nadie lo esperase, pero con la que vendrían grandes cambios.”


Ana nos da la mano desde la primera página, invitándonos a acompañarla a través de su alma, digo bien, su alma, porque nos cuenta todas esas emociones que sintió al ser madre y con las que muchas nos sentimos identificadas y desde luego compartimos.

¿Por qué es tan personal y diferente este proyecto? Ella nos lo cuenta:

“Desnudarse nunca es fácil, y yo lo he hecho.
Es el texto más difícil que he escrito nunca, y no por su complejidad en la escritura, o porque sea siquiera un buen texto, sino porque lleva mi alma dentro, con todo lo que ello supone, con mis alegrías y también con mis penas.
Ser madre tampoco es algo fácil, y también lo he hecho… y tengo claro que fue una de las mejores decisiones de mi vida (sino la mejor). He pasado mucho miedo en mi último embarazo, quizás por la experiencia anterior, me he escondido por un tiempo, he creado, he crecido.
Mi estrella me dejó un cuerpo sin cambios, un vientre vacío, un alma dolorida y un texto hermoso que supuso toda una terapia para mí. Mara, el último corazoncito que latió dentro de mí, y que está sentada ahora mismo entre sus hermanos mayores con una sonrisa enorme y una mirada con brillo, trajo a este texto un nuevo final, un mundo de color sobre el que brilla siempre un arcoíris y que culmina con un sueño hecho realidad.
Desde la primera palabra tecleada en mi ordenador supe que tenía que ser Paco quien la transformara en imágenes. Tiene un don para transformar sentimientos en acuarelas… ¡qué difícil me parece! Y sin embargo lo hace siempre de una forma magistral. Con una paciencia infinita supo esperar lo que a mí me pareció una eternidad. Le prometí que desde el paritorio, cuanto Mara estuviese en mis brazos le daría el OK para comenzar el proyecto y… os aseguro que desde allí le escribí… “Que comience nuestro sueño”.
Los dos hemos salido de nuestra zona de confort, pero hemos trabajado mucho y de forma muy minuciosa para que algo tan complicado como una vida se vea tan sencilla como una línea. Siempre lo he visualizado así, como un libro “boceto”, porque creo que eso es un embarazo, se va formando poco a poco, se va creando, y va creciendo como nosotros hemos hecho a lo largo de estos meses.
Desnudarse nunca es fácil, pero me siento tremendamente orgullosa de mis cicatrices, así que “las grito al viento y me siento portadora de vida”.

©Paco Ortega

El boceto de la vida y de la maternidad, lo representa Paco Ortega con unos trazos negros sencillos a los que aporta un poco de color rosado, sutil y tenue como la delgada línea de la vida que abre y a la vez cierra este álbum.

Es algo diferente a lo que nos tiene acostumbrados, con lo que para él ha sido también todo un reto como Ana nos cuenta.

Cada ilustración representa la ilusión, los sueños, las preguntas, miedos y certezas. Un coctel emocional que dibuja paso a paso esa maternidad tan grandiosa y dura a la vez, en la que se entremezclan el presente y los sueños futuros de los que formaremos parte, juntos, como familia.

Dudas que se representan en forma de montaña:

¿Conseguiré calmar tu llanto?

¿Y si no tengo leche?

¿Soportaré el dolor en el parto?

¿Cómo cambiarás mi vida?

©Paco Ortega

Dudas y más dudas que sentimos muchas madres mientras esperamos la llegada de ese pequeño ser cuyo corazoncito late cada vez con más fuerza.

Pero a su vez, sin darnos cuenta, estamos adquiriendo una fuerza que nunca habíamos conocido antes. Nos transforma y es movida por un amor infinito con el que lucharemos cada día, paso a paso...

Reímos, lloramos, nos sentimos culpables, dudamos, caemos y nos levantamos. Aprendemos en el camino, no somos perfectas ni podemos pretenderlo, así es la maternidad, un gran aprendizaje continuo.

©Paco Ortega

Y como bien dice Ana:

“Vas descalza, sintiéndolo todo, cada hierba, cada flor, cada piedrecita del camino.
Feliz viaje, ya no tiene regreso, nunca volverás a ser la misma”


Un álbum que remueve por dentro, para quienes lo estamos viviendo y para aquellas madres que lo harán.




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