8 PATAS Edit


TEXTO: Ana Meilán.

ILUSTRACIONES: Desirée Arancibia.

AUTOPUBLICACIÓN.


LA TRAMA

Lucy es una araña muy especial. Tiene ocho patitas como todas las demás pero cada una de ellas está vestida con un colorido calcetín y un curioso zapato.
Lleva gafas en siete de sus ocho ojos y el último lo lleva sin cristal.

Siempre le han enseñado que la misión de una araña es tejer, toda su familia lo ha hecho y es una tradición que todas las futuras generaciones deben seguir. Pero a Lucy no se le da nada bien tejer, es bastante desastre y le aburre muchísimo. No hay manera de tejer una tela sin nudos y agujeros de por medio.

Un día descubre algo que cambiará su destino, llenará sus sueños de miles de colores demostrando que se puede conseguir aquello que nos proponemos.


En muchos aspectos de nuestra sociedad y en diferentes culturas, seguir la tradición se ha convertido en la única norma a seguir para no perder unas costumbres ancestrales que pasan de generación en generación, siendo así muchas veces algo impuesto, sin dar opción a la libertad de elección de cada individuo de esa familia o comunidad.

La primera página ya nos muestra a una araña diferente, con zapatos y calcetines de diversos colores y formas, un estilo propio de una mente inquieta y atrevida. Lucy nos saluda con una simpática sonrisa para que conozcamos su historia. Y es que desde el principio de los tiempos la familia de Lucy ha tenido una única misión: Tejer. 

Distintas formas de telares, desde los más simples hasta los más complejos. Una patita por aquí, un hilo por allá... y las paredes se van llenando de diversos diplomas y matrículas de honor de las universidades más prestigiosas como la Universidad Oxforácnida o la reconocidísima Universidad de Telatown (atención a esta ilustración porque no tiene desperdicio. ¡Me he reído mucho!)


Todas las integrantes de su familia han sido grandes tejedoras, todas... menos ella. Nunca ha conseguido tejer bien un telar, ni siquiera siguiendo todos y cada uno de los pasos del “Gran libro del Tejer”. Lo peor es que Lucy no es feliz mientras teje, ella está destinada a algo diferente. Se imagina que de sus patitas salen hilos de colores brillantes y solo en esos momentos es capaz de sonreír y sentirse feliz soñando con algo que desde luego no marca la tradición, y que no es capaz de expresar por miedo a los reproches.

Ana Meilán, la autora, es una soñadora como Lucy. Desde que la conozco, siempre ha dejado claro que hay que luchar por nuestros sueños, que lo que nos propongamos lo podemos conseguir aunque nos tropecemos por el camino. Una actitud positiva ante la vida que plasma en la pequeña araña protagonista. 
Así nos cuenta cómo se le ocurrió esta historia:

CÓMO SURGIÓ "8 patas" 

En palabras de la autora Ana Meilán:

Siempre me gustaron los calcetines de colores, e imaginándolos en un personaje pensé ¿qué mejor que en ocho patitas?
Le fui dando forma, pensando qué haría esa araña, qué se esperaba de ella y la imaginé como alguien travieso, más juguetón con ganas de hacer cosas en la vida, con colores a su alrededor y creciendo en una familia más tradicional, una familia “ejemplar” dentro de su mundo arácnido, especialistas en sus telas de camariñas, de punto de cruz… (os diré que fue la página con la que más me reí creándola, pensando nombres de universidades y títulos para colgar en sus paredes).

Cuando yo era pequeña todo el mundo esperaba que estudiara farmacia para continuar con el negocio de mi tía, o que fuera fotógrafa como mis padres… ¿cómo no vas a seguir con esas profesiones, si la fotografía es de las profesiones más bonitas que hay? Os juro que escuché eso cientos de veces… e imaginando la vida de Lucy la vi luchando contra esas mismas preguntas y rompiendo esos moldes.

Hasta el nombre de Lucy rompe los moldes de los nombres familiares, todos siguen más o menos el mismo estilo, solo el suyo es diferente, supongo que Melindra y Menisco algo diferente tuvieron que ver cuando decidieron llamarla así.
Como secreto os diré (y que no salga de aquí) que pensé en cambiárselo un montón de veces antes de publicarlo pero mis hijos me lo impedían una y otra vez, se negaban a cualquier propuesta… “pero si es Lucy”, “ni se te ocurra”, “nació con ese nombre”, “ella se llama así”... y podéis daros cuenta de quién ganó la batalla.


Lucy es capaz de cambiar su destino. Consigue dar un gran salto, ese salto que muchas veces nos parece aterrador por miedo a las consecuencias o al qué dirán. Se enfrenta a su familia, a una extensa generación de arañas tejedoras, haciéndoles ver que cada uno trazamos nuestro camino, no el que nos imponen.

Más importante es todavía si lo llevamos al terreno del empoderamiento femenino. Sí, ya sé que hay personas a las que les aburre el tema, pero no estaríamos hablando de ello si no fuera porque es necesario todavía a estas alturas. Hay mujeres que antes de nacer ya tienen su vida escrita e impuesta. Matrimonios concertados o simplemente roles a desempeñar solo por ser mujer. En el caso de Lucy su misión es tejer, tejer y tejer, porque es lo que se ha hecho siempre y nada más.

Cuando descubre por sorpresa una paleta llena de acuarelas de colores en una habitación, acompañada por papeles y pinceles de todos los grosores, algo cambia. La alegría la invade y su corazón late con fuerza. Eso es lo que pasa cuando una chispa de ilusión se enciende dentro de nosotros cuando nuestro sueño está apunto de hacerse realidad. No hay más que ver a nuestra protagonista dibujando trazos de diversos colores con una gran sonrisa en la boca y ese brillo en los ojos de sentirse feliz y realizada.


Me detengo un momento para hablar de las ilustraciones de Desireé Arancibia. Ha optado por hacer unas ilustraciones muy coloridas, porque la vida es una paleta llena de colores en los que los grises quizá deban pasar a un segundo plano para aparcar las frustraciones y miedos.

Cada página esconde muchísimos detalles. Para empezar Lucy es maravillosa, una simpática y dulce araña a la que cogemos cariño desde que vemos la portada, con esas dos coletas y curiosos y coloridos calcetines con sus correspondientes zapatos, botines o bailarinas. La ilustración de los títulos de universidades y nombres de todos los familiares me encanta, como bien dice Ana, todos los miembros tienen nombres parecidos: Menisco, Milena, Melindra, Meloso, hasta ¡Melendi! todos ellos con títulos como: "Matrícula en telar a punto de cruz" o el certificado del "Curso superior de diseño y cálculo de estructuras en seda" (Ojo, que es muy importante)...

Muchísimos detalles en las páginas como toda la colección de álbumes ilustrados que ocupan las estanterías de la habitación, todos ellos de buenas amigas que no paran de luchar por sus sueños y haciéndolos realidad. Detalles que descubres en lecturas posteriores, como por ejemplo mi querida Mosca Carmen, perdón, ¡Unicornio! creada por la editorial Tragamanzanas, y que se ha colado en este álbum revoloteando por ahí y no me di cuenta hasta hacer el vídeo. ¡Qué ilusión me hizo!

Las ilustraciones nos muestran esa evolución de Lucy, su tristeza y frustración hasta que abre los ojos frente a un montón de colores vivos, demuestra a todos para lo que vale realmente, lo suyo no es seguir la tradición sino cambiarla. Demuestra a todas que una araña no solo está hecha para tejer sino para hacer lo que realmente le gusta, está hecha para vivir la vida como quiere y ser feliz en el intento.


 ¡Quién sabe si las futuras generaciones de su familia demuestran un montón de talentos maravillosos aún por descubrir!

¿Y tu? ¿Crees que se puede cambiar el destino?







Compra el cuento "8 patas" en la web de la autora.

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